"Decidí no fallar en mi resolución; e, invocando la ayuda de los cielos, continué con infatigable ahínco cruzando aquella desértica región hasta que, en la lejanía , apareció el océano, último límite en el horizonte." Frankenstein , Mary Shelley - Ya está. Ya hemos llegado. - Mirándose el vientre en el espejo del baño, abre la cajonera donde guarda las pastillas. Un torbellino de mujeres danza a sus espaldas, como las señoritas de la calle Avinyó. Suspira y mira bien la caja desgastada. Los anticonceptivos le han acompañado desde hace años. Estuvieron con Juan, con Mario e incluso con Mateo, siempre deseando el momento de desertar. Es con éste último con quien por fin desaparecen. Mateo le espera en el salón. Aún no lo sabe, pero será el padre de la criatura, "el milagro que salvará su mundo de la ruina". Ella tiene todas las necesidades básicas cubiertas. La alimentación, el lugar donde vivir, las relaciones sociales y las sexuales. Va al gimna