(La escena se desarrolla en una frutería, donde el tomate y el calabacín están sobre la mesa)
Tomate: (con una voz segura) ¿Has oído hablar de los libros de Roald que han sido retirados de las bibliotecas escolares?
Calabacín: (con una voz indignada) Sí, y me parece una barbaridad. La censura es un acto de violencia contra la libertad de expresión y la creatividad.
Tomate: (con una voz irónica) Oh, vamos, calabacín, no seas tan dramático. La censura es necesaria para proteger a los niños de contenidos inapropiados.
Calabacín: (con una voz exasperada) ¿Protegerlos de qué? ¿De pensar por sí mismos? ¿De aprender sobre temas importantes? La censura solo promueve la ignorancia y el conformismo.
Tomate: (con una voz despectiva) Eso es típico de un existencialista. Siempre quejándose del mundo y pensando que todo está en su contra. Como estoicos, debemos aceptar las cosas como son y no luchar contra la corriente.
Calabacín: (con una voz irónica) Claro, porque rendirse ante la censura es una forma muy valiente de actuar. La verdad es que la censura solo beneficia a aquellos que tienen el poder y quieren mantenerlo.
Tomate: (con una voz sarcástica) Oh, sí, claro, porque retirar libros de las bibliotecas escolares es una conspiración para controlar al pueblo. Por favor, calabacín, no seas tan paranoico.
Calabacín: (con una voz firme) No se trata de paranoia, se trata de defender la libertad de expresión y la creatividad. La literatura y el arte son herramientas fundamentales para la educación y el desarrollo humano, y no debemos permitir que la censura los elimine.
Tomate: (con una voz condescendiente) Bueno, calabacín, parece que nunca vamos a estar de acuerdo en este tema. Pero, como estoicos, debemos aprender a aceptar nuestras diferencias y seguir adelante con nuestra vida.
Calabacín: (con una voz burlona) Sí, claro, como si aceptar la censura fuera tan fácil. Yo seguiré luchando por la libertad de expresión y la creatividad, aunque a algunos les parezca una tontería.
Tomate: (con una voz cansada) Bueno, como quieras, calabacín. Yo solo sé que siempre habrá tomates y calabacines en la frutería, y eso es algo en lo que podemos estar de acuerdo.
Calabacín: (con una voz sarcástica) Oh, qué alivio, estoy segurísimo de que eso es lo más importante en este mundo. (se aleja de la mesa)
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